jueves, 10 de noviembre de 2016

Futuro inquieta a la región

EFE
Bogotá
La ascensión de Donald Trump a la Presidencia de EE.UU. conlleva un inquietante impase en la relación de ese país con Latinoamérica y en la solución de los diversos problemas que ambas partes comparten. El discurso electoralista que ha llevado a Trump a la Casa Blanca ha estado impregnado de constantes referencias a los vecinos “latinos”, calificadas por la mayoría de medios como xenófobas. La masiva emigración de latinoamericanos, en especial desde México, y su situación en Estados Unidos, la relación con Cuba, los tratados de libre comercio, además de la siempre temida injerencia de Washington y el sempiterno problema de la ineficaz lucha contra el narcotráfico son los asuntos que protagonizan la relación norte-sur en el continente americano.
La mayoría de esos problemas entraron en una senda de solución más o menos constructiva o dialogante durante la Presidencia estadounidense de Barack Obama que inicialmente choca frontalmente con el discurso de quien va a sucederle. El caso más llamativo e inquietante ha sido el del vecino México, socio de EE.UU. en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en el que también participa Canadá. México aúna casi todos los problemas característicos de las relaciones de Estados Unidos con Latinoamérica, al ser su más estrecho socio comercial pero también el primer exportador de emigrantes, legales e ilegales, y el centro de operación de los principales carteles del narcotráfico en el continente.

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