Como hipócritas con discurso de falsa caridad, definió hoy a los sacerdotes que califican de “xenofobia, odio y rencor revestido de falso nacionalismo”, los argumentos de los que dicen defender la nacionalidad dominicana.
El doctor Juan Miguel Castillo Pantaleón dijo que todos los dominicanos que defienden su territorio están preocupados por el control migratorio y que la Iglesia aprovecha “pulpitos” para repartir descalificaciones.
Mientras que el doctor Pelegrín Castillo dijo que República Dominicana es víctima de una conspiración criminal y que la Iglesia católica está en la encrucijada histórica de defenderla o hacerse cómplice, llamando migración a los que es ocupación.
La Iglesia alzó su voz en las reflexiones hechas durante el Sermón de las Siete Palabras el Viernes Santo, donde sacerdotes de siete parroquias coincidieron en las críticas a la corrupción, la impunidad, la desigualdad social y los feminicidios, que tanto enlutecen a las familias.
Pantaleón dijo que los sacerdotes pretenden señalar con el dedo acusador y descalificar a sectores que defienden la nacionalidad dominicana para hablar en favor de los haitianos.
“Lo que están haciendo esos curas es que se continúe comprometiendo los recursos de los mas humildes de la República Dominicana en lo que respecta a la salud, al trabajo, educación y al medio ambiente”, expresó.
UN APUNTE:Iglesia desoye VaticanoEl ex director de Migración José Ricardo Taveras dijo que con la actitud de los sacerdotes en el Sermón de las Siete Palabras, la Iglesia desoye el mandato del Concilio Vaticano ll, de reconocer la autoridad pública, el derecho de reglamentar los flujos migratorios.
Afirmó que las palabras de algunos eclesiásticos durante el Sermón de las Siete Palabras descalificando a todos aquellos dominicanos que “estamos preocupados por el control migratorio es una falsa de la Iglesia católica”.
“Lo demasiado hasta Dios lo ve”, dijo Pelegrín Castillo, tras sostener que si hay quienes están en condiciones de saber que no es migración sino ocupación son los obispos, “por lo que no es legítimo que lo ignoren”.
“Los acuerdos inconfesables de cúpulas políticas y empresariales con poderes internacionales, que están en la raíz de este desastre de la soberanía no deberían ser bendecidos por la Iglesia católica, aunque lo alienten directivas vaticanas, ya que traerán males mayores a la República y su población, así como graves trastornos a la paz y la estabilidad en la isla y el Caribe”. El mensaje universal de acogida debe ser adaptado por las conferencias episcopales a cada realidad nacional, y ahí están fallando gravemente”, indicó Pelegrín.
El exlegislador cuestionó que nada se quiera decir del complejo desafío geopolítico sobre qué hacer con Haití, “Estado fallido, colapsado, nación emblemática, que expulsa a su gente, abandonada por todos los responsables de su tragedia”.
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