lunes, 22 de enero de 2018

Haitianos se quedan con la mitad de los empleos en Jimaní

DIRIGENTE COMUNITARIA ASEGURA QUE LA MANO DE OBRA HAITIANA HA DESPLAZADO A LA DOMINICANA EN JIMANÍ DEBIDO A QUE COBRAN SALARIOS MÁS BAJOS 

La débil vigilancia de este lado de la frontera y la densidad poblacional del lado haitiano son identificados como los dos grandes problemas que tiene que enfrentar el gobierno para frenar la presencia extranjera en territorio dominicano.

El economista y profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), Wagner Gomera Aquino, quien ha estudiado el fenómeno desde el punto de vista del comercio transfronterizo, identificó la densidad poblacional como un gran problema, porque mientras de este lado del lindero fronterizo el número de habitantes por kilómetro cuadrado es de 40, del otro lado, en Haití, es de 250.

Asegura que eso es lo que provoca una gran movilidad hacia este lado, imposible de controlar, porque las carencias del otro extremo se perciben en todos los servicios y en la producción de alimentos para su sustento.
“Sin escuelas, sin hospitales, sin comida, se ven forzados a venir a este lado a buscar todo eso”, afirma el educador.
El académico Gomera Aquino indica que es preocupante la porosidad que existe en la frontera y el propio gobierno haitiano ha identificado 62 puntos o pasos fronterizos, de los cuales solo son visibles tres o cuatro, mientras que en estudios realizados, en los que él ha participado como investigador, han sido cuantificados 31.
Una voz comunitaria
La presidenta del Consejo Provincial de Juntas de Vecinos de Jimaní, Anin Venecia Vólquez Trinidad, asegura que la masiva presencia de extranjeros del vecino país en Jimaní se ha convertido en una amenaza, al punto de que 90% de los trabajadores agrícolas y domésticas son de origen haitiano, desplazando la mano de obra dominicana, debido a los bajos salarios que les pagan.
Considera que todo eso pasa porque, además de la débil vigilancia, existe una abierta complicidad entre las autoridades haitianas, las dominicanas y los que se dedican a trasladar a los haitianos por diferentes vías a suelo dominicano.
Otro incentivo a la inmigración haitiana, según la dirigente comunitaria, es que esa parte de Haití está “absolutamente desconectada” de Puerto Príncipe y de las principales ciudades de ese país, lo que resulta un tanto inmanejable y menos controlable.
Lo que para ella es contradictorio es que, mientras existen los llamados “puestos de control o chequeo” para contrarrestar la entrada ilegal de haitianos y de otras nacionalidades, “por la misma puerta principal se observa el trasiego de extranjeros sin que se les requiera ningún documento”.
Indica que es por eso que la masiva presencia haitiana en este municipio fronterizo, común cabecera de la provincia Independencia, preocupa a sus habitantes, quienes ven a las autoridades hacer poco para evitar la entrada de tantos extranjeros sin documentación.
“Es preocupante que no exista un verdadero control migratorio, que frene de una vez y por todas la presencia haitiana no regulada en este municipio, donde el movimiento de haitianos y dominicanos es casi similar”, aseguró.

Un drama
Como en otras comunidades fronterizas, también en Jimaní, familias completas de haitianos han establecido sus residencias y adquieren propiedades, pero a nadie llama la atención esta situación que para la líder de las juntas de vecinos es “muy grave”.
La dirigente comunitaria asegura que para protegerse los haitianos se hacen miembros y hasta “pastores” de iglesias, las cuales –dice- los acogen y dan protección, evitando que, en caso de que se quiera tomar alguna acción de repatriación, no se materialice porque se amparan en la religión y nada se puede contra ellos.
Cura no ve peligro
Mientras para muchos, la presencia masiva de haitianos es un peligro para los dominicanos, para el sacerdote de nacionalidad haitiana Daniel Samuel, perteneciente a la iglesia episcopal San Juan Apóstol, esto no constituye ninguna amenaza.
Samuel admite, sin embargo, que “es bastante alta” la presencia activa de sus compatriotas en esta demarcación, pero la minimiza y considera que esta no constituye una amenaza para los dominicanos.
El religioso indica que “se habla de invasión haitiana a ciudades de República Dominicana, pero eso es solo una estrategia de los enemigos internos en los dos países para mantener el conflicto entre los dos pueblos, para ellos obtener pingu¨es beneficios”.
Aumenta el delito
La gobernadora de la provincia Independencia, profesora Altagracia González, manifestó que la presencia haitiana en la localidad es del conocimiento de todos.
La funcionaria se resigna indicando que “casi todos los países del mundo que tienen frontera terrestre, confrontan esa misma situación”.
“El presidente (Danilo Medina) ha querido resolver el problema y lo está resolviendo, pero ustedes conocen de la situación más que cualquiera, pero, además, también saben ustedes que son demasiados los haitianos”, dijo la representante del Poder Ejecutivo, quien rehusó ser entrevistada por LISTÍN DIARIO personalmente y envió su opinión vía whatsapp.
A pesar de la postura de la funcionaria, los pobladores de la fronteriza ciudad de Jimaní, entienden que no se hace lo suficiente para contrarrestar la que califican “invasión haitiana”, a la que atribuyen el aumento de los delitos y violaciones sexuales en esta localidad.
Militares
Periodistas de este diario recorrieron las oficinas del Departamento Operativo de Inteligencia Fronteriza (DOIF), organismo del Ministerio de Defensa, adscrito al Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza (Cesfront), donde comprobaron la existencia de algunos ordenadores y otros equipos tecnológicos que son usados para el trabajo de chequeo de los extranjeros que buscan ingresar a República Dominicana.
Un militar dijo, a cambio de proteger su identidad, que ese organismo cuenta con las herramientas tecnológicas suficientes para detectar cualquier acción ilegal producida en este punto fronterizo.
Su responsabilidad es evitar la entrada al país de indocumentados extranjeros, por el tráfico de armas, drogas, traer productos sin permiso como el ajo y otras acciones delictivas, pero los habitantes de aquí creen que el trabajo desarrollado por los militares es insuficiente y no detiene la invasión haitiana en Jimaní, ni controla la entrada de productos ilegales.

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