Llamó la atención las referencias hechas por
el presidente sobre la prisión de Jorgito Puello, de quien explicó sería
enviado a Moscú, Rusia “para entrenarlo en el marxismo-leninismo”.
Es muy posible que gran parte de los dominicanos desconozcan en la historia del
siglo XX, la participación de niños en situaciones políticas peligrosas
para sus vidas. Algunos, todavía adolescentes o muy jóvenes, fueron llevados a la cárcel acusados
de atentar contra gobiernos establecidos. Que se recuerde, durante la
ocupación militar norteamericana de 1916 muchachos menores de edad
estuvieron detenidos y señalados de comunistas. Autodefinidos como “Los
Boas”, al ser interrogados declararon ser un grupo de amigos que se
juntaban en un ventorrillo de Ciudad Nueva a tomar mabí y comer arepa;
que
en horas de la noche lanzaban
piedras a los soldados americanos desde las azoteas; pero que no tenían
ideas de lo que era el comunismo.
También podría ser parte de una
investigación más acabada, la detención del joven Enrique Jiménez, que
luego encabezó la expedición de junio de 1959 contra Trujillo, apresado,
interrogado y acusado de vincularse a los conspiradores de 1935, que
planificaban ajusticiar al tirano. Más reciente en 1967, un niño de 15
años sufrió la acusación pública y televisada de ser parte de una trama
internacional contra el gobierno del doctor Joaquín Balaguer preparada
por la izquierda dominicana: Jorgito Puello Soriano ocupó las primeras
planas de los periódicos y bautizado por el “El Nacional” como “El
Angelito Negro”.
Jorge Antonio Puello Soriano, hijo de Jorge Puello (El Men), dirigente del Movimiento Popular Dominicano (MPD). Nació el
20 de octubre de 1951 y residía en la calle Barahona, en el sector de
San Carlos de la ciudad de Santo Domingo. En 1966 estudiaba en el octavo
curso del liceo Argentina, lugar en que inició sus “trabajos políticos”
en 1964, tratando de ganar adeptos para la Unión de Estudiantes
Revolucionarios y para el Movimiento Popular Dominicano.
La ficha preparada por las autoridades en
1967 define su perfil juvenil: menor de edad, de raza negra y la forma
de la cara redonda; ojos negros, con las orejas grandes y salientes, y
las cejas arqueadas pero muy separadas de los ojos. Sus labios pequeños y
gruesos, con la barbilla triangular y una estatura de 4 pies. Pesaba 90
libras y con solo 15 años de edad se le sindicaba como miembro del
Movimiento Popular Dominicano. Detenido junto a Henry Segarra Santos
cuando intentaba viajar hacia Europa, su caso fue noticia en las
primeras semanas de 1967 y el presidente Joaquín Balaguer se refirió a
él acusándolo de formar parte de un plan internacional contra su
gobierno.
En un extenso discurso pronunciado la
noche del 4 de febrero de 1967, el mandatario aportó un conjunto de
detalles con los que armó una supuesta conspiración de la izquierda
dominicana en la que participaban los gobiernos de Cuba, Rusia, Corea
del Norte, Viet nam y otros países de la llamada orbita comunista. La
trama, que además de atentar contra la soberanía nacional por incluir
intereses políticos extra nacionales, señalaba al Movimiento
Revolucionario 14 de Junio y al MPD como responsables de los contactos y
preparativos para promover la
guerra de guerrillas y poner en peligro el gobierno constitucional que
él presidía. La madeja que envolvía los planes contra el país partía de
la recuperación de comprometedores documentos obtenidos por las
autoridades en diciembre de 1966 en colaboración con las autoridades de
Venezuela.
Tal y como fue relatado por el gobierno,
el sindicalista de Fopusa-Cesitrado Fernando de la Rosa regresaba de
Budapest, Hungría, país al que habría viajado para participar en la
Conferencia Sindical Mundial celebrada a mediados de diciembre de 1966. El
23 de diciembre, cuando hacía escala en el aeropuerto de Maiquetía de
Caracas, fue detenido por las autoridades venezolanas, quienes
encontraron oculto en su chaqueta una importante cantidad de documentos
que había recibido en París de una dominicana, con el fin de que los
trajera a Santo Domingo, pero que eran propiedad del abogado Juan B. Mejía y del sindicalista Julio de Peña Valdez.
Con esa documentación en las manos, las autoridades dieron seguimiento a los pasos dados por los izquierdistas para ponerse en contactos, principalmente con los comunistas de Cuba: “Debido
a lo que revelaban los documentos encontrados a Fernando de la Rosa,
era evidente para el Gobierno dominicano que Julio de peña Valdez y Juan
B. Mejía tendrían que iniciar correspondencia con los comunistas que
ellos habían visitado (…). Además, era razonable suponer que esta
información sería enviada al exterior solamente a manos de emisarios muy
dignos de confianza. Por lo tanto, cuando se supo que Henry Segarra
Santos, un miembro muy conocido del Movimiento Popular Dominicano (MPD) y
dos más de sus compañeros partirían muy pronto al extranjero, se dieron
instrucciones para poner en ejecución un plan para interceptar dicha
correspondencia. Como uno de los viajeros sería un mozalbete de quince
años, hijo de Jorge Puello, otro miembro prominente del MPD, se dedujo
que por tener la apariencia más inocente del grupo, este jovencito sería
el que llevaría los documentos importantes”.
En aquellos días la izquierda estaba enfrascada en un proceso de lo discusión y “redefinición” de sus líneas; discutían
la existencia o no del “partido comunista” y hacían esfuerzos para
restaurar los contactos con los partidos comunistas en el exterior, con
el fin de obtener apoyo económico y adiestramiento en teoría marxista y
prácticas de guerras de guerrillas. En ese interés fue que el Movimiento
Revolucionario Catorce de Junio envió a Juan B. Mejía y a Julito de
Peña Valdez a entrevistarse con los partidos y gobiernos aliados en sus
luchas, en 1966. Pero en ese momento, ya Julito había decido abandonar
al 1J4 y pasar al MPD, mientras que el doctor Mejía estaba en proceso de
irse de la organización. La lucha entre los “transformistas” y los “no
transformistas” llevaban a la división a la más importante organización
de la izquierda dominicana.
El MPD terminó siendo el destinatario de
las relaciones conseguidas en el exterior por Julito de Peña para el
Movimiento Revolucionario 14 de Junio, aunque su documentación estaba en
manos de las autoridades dominicanas. A principios de 1967 el MPD decidió
enviar al exterior una comisión que visitaría Cuba, la que fue
aprovechada para dar seguimiento a los acuerdos tomados. Henry Segarra
Santos, Pedro Cruz Sandoval y Jorge Antonio Soriano Puello fueron
enviados a París, Francia, para desde allí viajar hasta La Habana. El
grupo intentó salir por el
aeropuerto de Punta Caucedo en un vuelo de la Pan American, que los
llevaría a Nueva York y desde esa ciudad partirían para Europa el 15 de
enero de 1967. Junto con ellos, preparadas en recipientes de espuma de
afeitar, estuches de pasta de dientes y el doble fondo de una maleta,
viajaba la documentación que
luego Balaguer utilizaría para su discurso del 4 de febrero. En esos
papeles se explicaba la situación de la izquierda dominicana, movimiento
sindical, relaciones con la Unión de Jóvenes Comunistas y la Federación
de Estudiantes Universitarios de Cuba, así como otras informaciones de
interés para el gobierno. Esa documentación, como lo contó Jorgito al
AGN, le fue confiscada por las autoridades dominicanas.
En una entrevista concedida a los
investigadores del programa de “Historia Oral” del Archivo General de la
Nación en el 2015, Jorgito narró que su padre (El Men) consiguió una
beca de estudio en Cuba, decidió sacarlo del país porque las cosas no
estaban nada bien y que era mejor tenerlo lejos de los problemas
políticos: Me metieron en un paquete donde iba Henry Segarra. Hubo un
chivateo, nos denunciaron y nos agarró el Servicio Secreto. Nosotros
supuestamente íbamos para Francia, pero en realidad era para Cuba. Henry
y Sandoval irían a tomar cursos de guerrillas y yo a estudiar. Un espía
primo de uno de los Rivera llegó a mi casa cuando estábamos preparando
el viaje. Llegó a la casa y se dio cuenta de que íbamos a salir del
país. El dio la información al Servicio Secreto y nos agarraron.
Antes, en febrero de 1967, Jorgito Puello, en entrevista para “El Nacional” relató lo sucedido
en el aeropuerto Punta Caucedo el día de su detención, que lo convirtió
en el preso político más joven en el gobierno de los “Doce años”: dijo
que el propósito era viajar a Francia y que entre sus planes estaba
solicitar al presidente Charles De Gaulle una beca para realizar
estudios. Qué sus relaciones
con el MPD las tenía desde 1964 y que en la agrupación se le
consideraba, aun con 14 años de edad, como “un intelectual de la misma
capacidad que Segarra Santos”. También
explicó que al ser detenidos dentro del avión, solo tenían allí unos 5
minutos cuando llegaron los inspectores de Migración y exclamaron:
“Estos tres son ¡caminen por ahí!”. Llevados a una habitación de la
terminal aérea, los desnudaron y registraron minuciosamente “tratando de
sugestionarnos”. A mí me obligaron, “poniéndome una gruesa macana en la
boca, para que dijera que yo iba para Rusia”. Y aunque el presidente
Balaguer dijo en su discurso que era para Rusia, realmente era para
Francia a estudiar, aclaró el niño.
La versión del mandatario en el referido
discurso, a que hacía referencia el jovenzuelo, se inició llamando la
atención a los que no creían en el peligro comunista: “hay
muchos dominicanos que todavía se preguntan, con ingenuidad digna de un
cuento de hadas, si en el país existe o no una conjura comunista
susceptible de poner en peligro la soberanía nacional y la seguridad del
Estado. Los documentos que la policía venezolana ocupó a Fernando
Arturo de la Rosa Ruiz, Secretario de Capacitación del Sindicato de la
Compañía Dominicana de Teléfonos, a raíz de su detención en Venezuela el
23 de diciembre de 1966, prueban el grado de penetración a que ha
llegado la labor del comunismo en la sociedad dominicana”.
El presidente anotó unas series de
detalles coincidentes, con el fin de exponer la trama denunciada: los
preparativos para trasladar armas de guerra, de las que fueron
utilizadas en la revolución de Abril para ocultarlas en la zona rural.
Dijo además, que “tomará
medidas inmediatas, inspiradas en nuestra seguridad nacional y en la
conveniencia de contrarrestar las amenazas representadas por la
constante intervención de las potencias chino soviéticas de la Cuba de
Fidel Castro en nuestro país”.
Llamó la atención las referencias hechas
por el presidente sobre la prisión de Jorgito Puello, de quien explicó
sería enviado a Moscú, Rusia “para entrenarlo en el marxismo-leninismo”.
Mostrando una foto del pasaporte del adolescente, lo relacionó con los
propósitos de la izquierda de intentar transformarlo en el “arquitecto del comunismo en la República Dominicana”.
Al ser liberado, el 8 de febrero de 1967,
después de permanecer más de 15 días en una celda solitaria del Palacio
de la Policía, Jorgito visitó la redacción de El Nacional. En esa
ocasión el periodista Radhamés Gómez Pepín escribió: “Todos en EL
NACIONAL querían conocer personalmente a Jorgito, porque la defensa de
Jorgito la hizo suya EL NACIONAL a través de sus editoriales. Por eso
cuando Jorgito estuvo en EL NACIONAL hubo gran revuelo. Poro junto con
el revuelo hubo críticas: “Qué Gobierno” era lo que más repetían
empleados de Publicaciones ¡Ahora!, que se reunieron en la Redacción del
periódico a conocer a Jorgito. (…). Mientras
Jorgito permanecía en su mutismo (….), muchos de los que estaban en la
Redacción también recordaron al presidente Balaguer, porque también les
vino a la mente el poeta Andrés Eloy Blanco: “Aunque la Virgen sea
blanca, píntame Angelitos negros”.
El “Angelito Negro”, apenas comenzaba sus
días de martirios en la política dominicana. Viviendo en la
clandestinidad, abandonó los estudios y tuvo que asumir
responsabilidades políticas en el MPD. Trabajó políticamente en
condición de “cuadro” de su partido. En Santiago de los Caballeros era
permanentemente vigilado y perseguido, hasta que en 1969 fue detenido y
llevado a la cárcel de La Victoria, en la que estuvo preso por varios
años. En 1973 salió del país hacia Europa, y vivió en Italia donde
participó de las actividades en que se reclamaba la libertad de los
presos políticos dominicanos.
Residiendo en ese país se alejó de la
política partidaria y su nombre quedó en el olvido. Después de muchos
años, el Archivo General de la Nación recogió su testimonio en el que
contó los detalles y circunstancias relacionadas con su sonado caso,
cuando se le tuvo como el preso político más joven de la República
Dominicana y la gente comenzó a conocerlo como “El Angelito Negro”.
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