viernes, 9 de enero de 2015

Descendientes haitianos defienden ante comisión derecho a viviendas

Montellano.- El anciano Nicolás Cena llegó al país procedente de Haití hace 37 años para trabajar como picador de caña en el ingenio Montellano, pero hoy ve como se quiere negar el derecho a una vivienda para sus hijos todos nacidos en territorio dominicano.
Cena, es uno de las 250 familias de Villa Esperanza del barrio Los Algodones, cuyas casas fueron construidas en el 2008 por una fundación canadiense que tiene como padrinos a varias familias residentes en Ontario.
El anciano miraba con estupor y hasta tristeza la comisión designada por el gobierno que hizo un descenso en los proyectos construidos por la fundación Samaritano y organizaciones extranjeras en Montellano y Sosúa, tras la denuncia de que supuestamente las viviendas eran entregadas a ilegales haitianos.
Los integrantes de dicha comisión apenas escucharon a tres personas, ni siquiera hicieron un levantamiento, o preguntaron si tenían sus documentos.  A los pocos minutos de recorrer Villa Esperanza, el gobernador provincial quien encabezaba el grupo dijo que comprobaron, que la mayoría son de nacionalidad haitiana los beneficiados de las casas.
Los descendientes de haitianos, o de aquellos que llegaron hace 40 años como picadores de caña al ingenio Montellano y se establecieron en la comunidad Los Algodones, llevan desde el 2008 establecidos en las modestas viviendas en el controversial proyecto Villa Esperanza.
El gobernador provincial de Puerto Plata que encabezó el grupo, se hizo acompañar del vice ministro Ramón Martínez, director para asuntos de naturalización, Jeanny de la Rocha, Mario Genao, Domingo Francisco y el general Romel López de la dirección Norte e la Policía.
Informó que los resultados de las investigaciones serán enviados al ministerio de Interior y Policía. Además de Villa Esperanza, los integrantes de la comisión hicieron un recorrido los proyectos Villa Paraíso I y II, Maranata, Villa Manuel, Villa Betances, Nazaret y Villa Esperanza, todos construidos por la fundación Samaritano y que en su mayoría de beneficiados son dominicanos.
Tras su salida, la multitud de jóvenes, todos a nacidos en territorio dominicano, sin siquiera mostrar el acento creole, mostraron sus cédulas y otros sus acta de nacimiento, peor la comisión ni se molestó en verificarlo. Delfin Avelino, un estudiante de derecho, quien sirvió de vocero de la comunidad, recordó que fue en el gobierno de Leonel Fernández que autorizaron la venta de los terrenos para la construcción el proyecto, luego de una petición que hiciera el presentador de televisión, Freddy Beras Goico, para que las autoridades colaboraran en esa causa y que fue acogida con beneplácito.
Lamentó que quieran atemorizar a personas que dieron sus vidas en los ingenios y que vivían en casas de yagua y cartón y que cuando alguien decide ponerlos a vivir como seres humanos se pretenda desviar los objetivos. Claire Hodgson de la fundación inglesa Mission Direct, dijo que lleva ya cinco años trabajando en los proyectos que viene a resolver una situación de pobreza. Cada casa de block y zinc lleva el nombre de la persona que la donó.
Con 75 años de edad a cuesta, recuerda que dejó de laborar en la industria azucarera desde el 2005 con el colapso del ingenio.
Villa Esperanza no solo es habitada por descendientes de haitianos, sino por dominicanos. El pastor Joel Louis llegó en el siete de mayo de 1989 a Los Algodones para predicar la palabra de Cristo.
Refiere que contrario de lo denunciado de que son ilegales traídos desde Haití, son personas que llevan hasta 40 años habitando la distante comunidad.
En Villa Esperanza funciona una escuela, el consultorio médico doctor Umbert Hart, una iglesia, colmados y barberías.
  En la escuela labora como jardinero Enmanuel Juan de 42 años de edad. Juan asegura que junto a sus padres lleva 40 años en Los Algodones. Ante la preocupación muchos le han puesto un se vende a sus casas. Los dominicanos que viven junto a los descendientes de haitianos reconocen que las casas fueron entregadas sin importar nacionalidad, sino que fuera dirigida aquellos que por años estuvieron en el ingenio.

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