jueves, 16 de enero de 2014

“¡Esa Milagros si es jabladora...que hable ahora!" (crónica de la respuesta de Miguel)

El presidente del PRD refutó las acusaciones de haber sido favorecido con un préstamo millonario de manera irregular, elevada por la facción que sigue al ex presidente Hipólito Mejía, encabezada por Milagros Ortiz Bosch.--

SANTO DOMINGO, República Dominicana.- 03:55 de la tarde del miércoles 15 y el salón del Hotel Embajador se encuentra a reventar. Los simpatizantes pululan por los alrededores, hambrientos de palabras esclarecedoras: no a ellos, sino a los contrarios.
Dentro y fuera de la sala, explotan carcajadas de los asistentes, nacidos en los lugares más variopintos de la sociedad dominicana. Todos seguidores fieles del presidente del Partido Revolucionario Dominicano, Miguel Vargas Maldonado, que acudieron a respaldar a su líder de buen ánimo unos; otros en "búsqueda" y los más vehementes expresaban que tenían ansias de saber "la verdad" sobre las denuncias contra su mentor y guía político.
Hacen el primer anuncio a través de los altavoces: "compañeros, por favor, en breve vamos a iniciar. Por favor, tomen asiento".
La mesa está dispuesta y los micrófonos listos. El murmullo llena el espacio. Más de media docena de cámaras observan fijamente a los presentes.

El pasado lunes 13, una comisión encabezada por Milagros Ortiz Bosch denunció que Miguel Vargas Maldonado recibió un préstamo de forma irregular, cinco meses antes de las elecciones del 2012, lo que causó picor en diversos sectores del país.
Una joven dispara una queja: “esta gente si es desordenada… para todo es un show”, mientras que un hombre alto que corre presuroso de un lado a otro, entre atropellos de la multitud, suelta una obscenidad. Los pocos que escuchan, lo observan, pero nadie atina a emitir palabra.
Las banderas del partido y la tricolor se erigen discretas detrás de la mesa, que aún permanece despoblada, ataviada en blanco. A su lado y en primera fila, los invitados más notorios de la presentación.
Los olores se mezclan y las diferencias económicas desaparecen. Llueven los abrazos y las sonrisas. Los saludos y las sonrisas. Los halagos y las sonrisas... La política y el amiguismo se estrechan bajo el mismo techo.
Cinco minutos después de las cuatro llegan los convocantes, recibidos con ovaciones de pie y aplausos que prontamente se transforman en feroces vítores gubernamentales a favor del presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Miguel Vargas Maldonado.
"La verdad"
La mesa recibe al expositor. La familia y abogados del presidente Vargas Maldonado le acompañan como adornos. Angelita García de Vargas, se para y saluda a los compañeros como una reina de belleza. Sus hijos hacen lo propio, llegado su turno.
Dan la palabra al actor principal, quien se defiende de las “malintencionadas calumnias” de las que supuestamente ha sido víctima, acusaciones elevadas por la otra mitad de su partido.
Inicia un carnaval de negaciones, mientras refuta una por una las inculpaciones de haber recibido 15 millones en moneda estadounidense, hechas por el grupo “pepeachista”.
Levanta las manos y entre ellas, el contrato con el Banco del Reservas, que en su artículo 12, demuestra la garantía para el préstamo recibido.
Entre las pruebas, presentó documentación que demuestra que los inmuebles sí fueron sometidos al proceso de mensura correspondiente, por lo cual se encuentran debidamente deslindados, además de la copia préstamo con la firma internacional JP Morgan, por 15 millones de dólares, a una tasa de 7.3% de interés anual.
Truenan los aplausos. Entre la muchedumbre se escuchan nuevamente los gritos a favor del mandatario perredeísta ante la “tapada de boca” a los adversarios.
“Esa Milagros si es jabladora”, grita uno de los presentes. “Que hable ahora… que hable ahora”, exhorta otro que se mueve detrás de las cámaras, agitando a los seguidores.
20 minutos después de iniciada la convocatoria, concluye el desfile de documentos “probatorios” proyectados a los asistentes, quienes satisfechos, aplauden con más fuerza, sacada, tal vez, de las palabras aclaratorias de su líder máximo.
El presidente contesta escuetamente algunas inquietudes de los periodistas y dan por terminada la cita. El exponente se pone de pie y agradece la asistencia a manera de despedida. Se acomoda el saco y da media vuelta para agarrar camino hacia el exterior del salón.
“Creo que con lo que ha presentado, todo está claro. Todo se ha dicho”, asegura uno de los profesionales de las noticias, mirando de reojo buscando confirmación de sus pares.
Los compañeros del partido se agolpan en las puertas, mientras chorrean las sonrisas y los abrazos otra vez. Nadie pronuncia ni una sola palabra de unidad, más allá de las explicaciones oficiales. Todo es separación, todo es “nosotros y ellos”.
Miguel Vargas y sus acompañantes se encaminan hacia la entrada principal del Embajador, cabeza en alto y a paso firme, entre saludos y despedidas.
Afuera, cae un aguacero de unos cuantos hombres que expresan su más sincero fanatismo, mientras el presidente aborda su jeepeta (no una patana de campaña). Se cierra la puerta y la masa queda dispersa.
“¡Que Milagros hable ahora!” “¡Que Milagros hable ahora!”.

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