Por: Cristian Rodríguez--
Emitir informaciones, juicios y crónicas subjetivas sobre un tema sin estar documentados en los absolutos, informados sobre lo tratado, trae como consecuencia asumir posiciones que podrían general desinformación. En Moca ha surgido una comisión de Sgacedom que ha explicado al dedillo los propósitos de la entidad, cobrar los derechos económicos de los autores intelectuales es una regulación realizable y las caracterizaciones han sido expuestas debidamente, Sgacedom cobrara la música que se escuchan en lugares públicos, en instituciones de servicios que colocan músicas y videos, hasta aquí debe de quedar entendidas las presunciones.
La Sociedad General de Autores, Compositores y Editores Dominicanos de Música (Sgacedom) viene cargando una carga pesada desde su fundación, la imagen de esta institución tiene una génesis en desnivel por la presión que ejerce y el poco respaldo del sector de poder contemporáneo. El sector artísticos casi nunca recibe lo que se merece pero la actitud agresiva de la institución provoca un estimulo parecido de parte de los que usan las producciones artísticas de Republica Dominicana. Son muchos los comunicadores de Moca lo que han manifestados desacuerdo con la política sorpresiva de esta institución. Esta institución encabezada por el artista y compositor Manuel Jiménez a nivel nacional y en Espaillat por los comunicadores Nicolás Enrique y Benjamín García reconocen las dificultades que tiene la misma para aplicar las sanciones. Enseñar a pagar a los dominicanos el derecho de autor será una incidencia respaldadas por los ignorantes que generan opinión publica en la tierra de Duarte y Luperón, el camino es largo para las autoridades de Sgacedom, regularizar este sector implica una tanda larga de socialización del conflicto, de los propósitos y demás sueños que terminaran en pesadilla para quienes aspiran poner a pagar la música, el arte y demás esfuerzos culturales de autores, que nos ponen a cantar, reír en el teatro, alejarnos de la realidad con la escrituras de grandes intelectuales.
La ley de derecho de autor es bien clara y todos no serán medidos con la misma vara.
Emitir informaciones, juicios y crónicas subjetivas sobre un tema sin estar documentados en los absolutos, informados sobre lo tratado, trae como consecuencia asumir posiciones que podrían general desinformación. En Moca ha surgido una comisión de Sgacedom que ha explicado al dedillo los propósitos de la entidad, cobrar los derechos económicos de los autores intelectuales es una regulación realizable y las caracterizaciones han sido expuestas debidamente, Sgacedom cobrara la música que se escuchan en lugares públicos, en instituciones de servicios que colocan músicas y videos, hasta aquí debe de quedar entendidas las presunciones.
La Sociedad General de Autores, Compositores y Editores Dominicanos de Música (Sgacedom) viene cargando una carga pesada desde su fundación, la imagen de esta institución tiene una génesis en desnivel por la presión que ejerce y el poco respaldo del sector de poder contemporáneo. El sector artísticos casi nunca recibe lo que se merece pero la actitud agresiva de la institución provoca un estimulo parecido de parte de los que usan las producciones artísticas de Republica Dominicana. Son muchos los comunicadores de Moca lo que han manifestados desacuerdo con la política sorpresiva de esta institución. Esta institución encabezada por el artista y compositor Manuel Jiménez a nivel nacional y en Espaillat por los comunicadores Nicolás Enrique y Benjamín García reconocen las dificultades que tiene la misma para aplicar las sanciones. Enseñar a pagar a los dominicanos el derecho de autor será una incidencia respaldadas por los ignorantes que generan opinión publica en la tierra de Duarte y Luperón, el camino es largo para las autoridades de Sgacedom, regularizar este sector implica una tanda larga de socialización del conflicto, de los propósitos y demás sueños que terminaran en pesadilla para quienes aspiran poner a pagar la música, el arte y demás esfuerzos culturales de autores, que nos ponen a cantar, reír en el teatro, alejarnos de la realidad con la escrituras de grandes intelectuales.
La ley de derecho de autor es bien clara y todos no serán medidos con la misma vara.
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