viernes, 25 de octubre de 2013

Bienvenido Flores: Un maestro con la grandeza de un líder

Por: Profesor Octavio García--
Octaviog62@gmail.com --
A temprana edad, un líder va definiendo su grandeza y la posición que le tocará jugar en el ajedrez de la vida. Desde mis primeros pininos en el mundo de la historia, he escuchado la polémica de que si el líder nace o se hace, conclusión de la que ya me forjado mi propia opinión y de las cuales espero que con este artículo; usted como lector saque la suya propia, en torno a la persona a la cual intento mostrarle su perfil.
De entrada podría iniciar señalando que un líder se pule o se refina dependiendo el acontecer histórico que lo marque o por la influencia del medio, como lo planteaba Rousseau, cuando decía que el niño nace siendo bueno, pero que la sociedad lo corrompe para bien o para mal.
En esta ocasión esas apreciaciones sabias de Rousseau afortunadamente fueron para bien y lo mejor, fue que recayeron en los hombros de un maestro, el cual ha ejercido siempre su nivel de capacidad de liderazgo y de formación educativa en beneficio de presentes y futuras generaciones de dominicanos. Dicho en otras palabras, estamos hablando de un visionario con actitudes filantrópicas como lo es sin lugar a dudas, el licenciado Bienvenido Flores, que pasó  de un simple estudiante de escasos recursos, a un pilar sólido de la educación superior.
Remontándome a la época de oro de los años 80´s cuando cursábamos carreras universitarias, las que por razón de vocación tuvimos que tomar caminos distintos, donde la competencia amistosa entre estudiantes de escasos recursos para ver quien llegaba primero, me dio a conocer al amigo y a apreciar el aura que lo acompañaba en aquel entonces, la que sin muchos sacrificios y con sus grandes dotes de líder y humanistas lo siguen agigantando en el día de hoy, convirtiéndolo en alguien muy especial en el mundo de la enseñanza, dejando sus huellas plasmadas en las paginas dorada de la educación, en el corazón y la memoria de quienes fueron sus alumnos. 
Siguiendo las pautas trazadas de los grandes de la educación mocana, algunos ido a destiempo como fueron los casos de los profesores Andrés López y Luciano Grullón,  el primero, maestro de maestro y el segundo un conocedor de las matemáticas y famoso por su método afable y exquisito de enseñanza, arroja luz al oscuro y ortodoxo sistema educativo dominicano que por décadas se había quedado rezagado en las escuelas públicas del país, llevando al estudiantado de hoy a tener una visión mas clara y un mayor nivel de raciocinio.  
A manera de chistes, siempre decíamos; ¡hay que tener cuidado con ese compañero, ese es un vivo, un tigre, vamos a cogerles adelante!  Expresiones jocosas, sin maledicencias, por la falta de visión en aquel momento, de que a nuestro lado estaba surgiendo un líder del cual todos en ciertas medida nos íbamos a nutrir de sus sabios conocimientos, los que compartía siempre y ponía al servicio y en beneficio de sus compañeros, sin ningún tipo de rencor o aspereza a pesar de que lo estábamos molestando con esas cosas de muchachos.En innumerables ocasiones pude observar sin petulancia ni mezquindades; como compartía sus conocimientos a fin de enriquecer las actitudes y  habilidades de sus compañeros en el lenguaje matemático, y la forma tan llana y clara con que lograba que sus explicaciones fueran asimiladas de inmediato con una simple explicación, demostrando que no se trataba de un neófito en el manejo de las problemáticas del momento, sino que sus consejos, respuestas y creatividad estaban avalada por su gran experiencia en las aulas adquiridas desde muy temprana edad.
Su persistencia, su sacrificio, su entrega en el escenario educativo es lo que ha hecho digno de ser tomado en cuenta para ser catapultado a las altas instancias de la dirección del Ministerio de Educación, escenario fértil y propicio para que pueda contribuir al cambio y la reformulación del proceso educativo y adecuarlo como son los deseos del presidente Danilo Medina y del Ministro de Educación Carlos Amarante Baret, a las nuevas exigencias mundiales de la educación, donde no solo la escuela sea un ente activo sino que las comunidades formen parte integrar en el proceso evolutivo del cambio en la educación moderna.
Créanme que les hablo con razón de causa ya que lo conozco,   como lo señalé con anterioridad, desde los tiempos universitarios, en los cuales encabezó una revolución en las enseñanzas matemáticas en su pueblo, practica que le valido para sumar amigos y el reconocimiento del pueblo en su vida cotidiana;  con el apremiante de que por su liderazgo, la vida le está proporcionando las herramientas que les hacían faltas, para llevar esa revolución del conocimiento y el saber, a todos los extractos sociales de esta patria de Duarte, como fueron los deseos del profesor Juan Bosch.
Su alto dominio en los contenidos acompañado de su gran dedicación y entrega en la enseñanza, de pronto despertó interés en los niveles superiores, dejando sentir su nombre en universidades como O&M y UTESA, plataforma que lo catapultó como un líder, por lo que no es de extrañarse la forma apabullante en que su pueblo lo aúpa cada vez que puede sacar el tiempo en su apretada agenda de trabajo, para visitar su patria chica (Juan López, Moca), cualidad que le ha servido para elevarlo al escenario político, aclamado por su pueblo, el que lo llena de piropos y besos, sin distinción de géneros.  Donde denota un coherente discurso y una fluida oratoria que dice mucho de inusitado progreso en dicho ámbito.
Concluyo estas reflexiones, convencido de que su trayectoria y su aporte a la educación mocana ha sido infalible en el método del aprendizaje del estudiantado y como líder comunitario y político, ha hecho una labor incuestionable como lo demostró cuando dirigió la Junta Distrital de Juan López. 
Con esta oportunidad que el divino creador ha puesto sobre sus manos, le toca a él mismo escribir otro episodio de su vida y narrarla en un capítulo que lo consagre en las paginas doradas de la educación dominicana, como lo hicieran, Salomé Ureña de Henríquez, Eugenio María de Hostos, Pedro Henríquez Ureña, Ercilia Pepín, don Juan Bosch, entre otros grandes de la educación.  

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