SANTO DOMINGO.- Un nuevo gobierno está a punto de debutar en la República Dominicana, luego de pasar por unas complicadas elecciones generales y en medio de una pandemia que lejos de aminorar, crece.
El pasado 5 de julio llegó al poder en esta nación el Partido Revolucionario Moderno (PRM) con Luis Abinader al frente, un proceso donde la mayoría de la población votó por esa fuerza política y más que todo, por un cambio, consigna de la campaña del presidente electo.
Quien hasta ese momento era el principal partido de oposición del país, logró sumar en su carrera presidencial no pocas fuerzas que consideraron lo más importante desplazar al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) del poder luego de 20 años de gobierno y de ellos, 16 de forma consecutiva.
Es decir, el cambió se dio, y Dominicana tiene un nuevo gobierno el cual debe lidiar con la Covid-19, una brutal crisis económica, y todo ello bajo el escrutinio de millones de sus compatriotas que desean ver si el PRM y Abinader cumplen el sinnúmero de promesas efectuadas.
El nuevo presidente, quien tomó como método dar a conocer a los integrantes del tren ministerial a través de las redes sociales y a goteo, logró armar un equipo en el cual hay funcionarios, con preparación, títulos y compromiso con la línea de la organización que asumirá el poder el 16 de agosto, aunque se critica la pertenencia de varios a altos estratos de la sociedad.
También le critican la poca participación de féminas en el gabinete pues de 22 ministerios, hasta el momento solo tres son ocupados por ellas, el Ministerio de la Mujer, el de la Juventud y el de Cultura.
No obstante, como para salvar la honrilla, el nuevo mandatario dijo que nombraría a partir del 16 de agosto a mujeres en las 31 gobernaciones provinciales, y ya empezó, aunque el nivel de importancia de esos cargos en la toma de decisiones no es tan elevado.
El escenario es retador para el tren ministerial, vencer lo que les viene encima no les será fácil, máxime cuando este pueblo clama por mejoras y progreso social.
Aunque las prioridades inmediatas del nuevo gobierno serán la pandemia y la economía, el presidente electo se verá compelido a atender demandas que comienzan a hacer grupos de la sociedad civil, entre las cuales se encuentra la lucha contra la corrupción, algo prometido por este.
De ahí se espera que el nuevo Procurador General de la República sea capaz de garantizar una firme lucha contra la corrupción, pero también, fuera de la influencia del gobierno de turno.
Llamó la atención en el maratón de nombres dados a conocer para integrar el ejecutivo, la decisión de ratificar en su cargo al gobernador del Banco Central, Héctor Valdez, quien tendrá la difícil tarea de evitar suba la tasa del dólar a fin de prevenir una crisis inflacionaria que ahondaría las dificultades de la población dominicana.
Sin embargo, la mayoría de los consultados valoran que el hecho de mantener a Valdez en su puesto fue una jugada no esperada pero inteligente.
A pocas horas de la toma de posesión, la mayoría de los designados se encuentran concentrados en el traspaso, pocos se han manifestado sobre el futuro, a no ser aquellos que tendrán en sus manos temas tan sensibles como la salud, la educación y la política exterior, los cuales ya se han expresado en algunas cuestiones.
El futuro de la política exterior
Con respecto a la política exterior el nuevo canciller, Roberto Álvarez, en entrevistas se ha encargado de ratificar sus líneas de acción, dejando claro que lo plasmado en el Programa de Gobierno en esa materia se cumplirá.
Ya hubo un tira y encoge por una carta enviada por la Secretaría de Internacionales del PRM al Foro de Sao Paulo por su 30 aniversario, la cual generó una reacción airada del presidente del partido, José Ignacio Paliza.
Este manifestó su desacuerdo al respecto y dijo que ‘la presidencia del partido no fue consultada sobre la prudencia de su remisión’.
Además, expresó que los términos empleados «contradicen la posición política y programática adoptada por el PRM en nuestro programa titulado Una política exterior para el Gobierno del cambio».
Para el politólogo Elvin Calcaño, es preocupante que una simple carta de felicitación haya generado tamaña reacción porque un país pequeño debe tener una mirada amplia sobre el mundo para ver en toda su dimensión lo global a fin de establecer articulaciones soberanas sin esperar dictados de poderes, los cuales siempre velan primero por sus intereses.
Por su parte, el movimiento dominicano Congreso Cívico, parte integrante de la Coalición Democrática por la Regeneración Nacional, pidió al nuevo presidente reforzar la integración regional desarrollada por el país en los últimos años y tener el mejor desempeño posible en el campo internacional.
En un comunicado, se refirió a las relaciones con Haití, uno de los puntos neurálgicos en la proyección internacional dominicana. Pueblos hermanados, con el cual resultan indispensables unos vínculos cálidos y fraternales, sin dejarse influenciar por las tendencias a la xenofobia y los prejuicios raciales.
Mencionó el tema Estados Unidos, «asunto de primordial importancia para esta nación al ser el principal socio comercial y la potencia más influyente en la vida de la República».
Sin embargo, aunque el Congreso Cívico está de acuerdo en que las relaciones deben ser estrechas y de amistad, alertó que la nación del norte «siempre ha sido injerencista, a veces adquiere los matices del trato de una potencia colonial hacia una de sus posesiones de ultramar».
Igualmente, mencionó los vínculos con Venezuela y apuntó que Dominicana fue apartada del plano de la cooperación y amistad con esa nación unilateralmente, y por sumisión al dictado y voluntad de los norteamericanos, «se rompió las relaciones con el gobierno del presidente Nicolás Maduro, para reconocer al irrisorio Juan Guaidó».
De tal forma, sostuvieron, la sensatez aconseja no ir más lejos del daño creado, empezar por guardar la neutralidad y equidistancia prudentes y gradualmente procurar la distensión con Venezuela.
Sobre China, Cuba y en menor medida, Nicaragua, los miembros del movimiento cívico sugirieron al nuevo ejecutivo, en el caso de Beijing, ejercer la libertad de comercio y pensar, ante todo, en hacer lo que más convenga al país.
Con Cuba y Nicaragua, mantener el intercambio normalmente porque los vientos guerreristas y ultraconservadores, propios de los tiempos de la guerra fría, que soplan desde Washington bajo la administración de Donald Trump, son pasajeros, imposibles de mantener y «aminorarán con una eventual derrota electoral del actual presidente norteamericano».
Todo parece indicar que la política exterior será de las cuestiones sobre las cuales la presión del país se volcará en función de que las tradicionales relaciones de esta nación con los gobiernos y pueblos de la región, se mantenga.
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