BRASILIA.- El flamante presidente de Brasil aprobó un decreto que hace responsable al Ministerio de Agricultura en la toma de decisiones sobre tierras reclamadas por pueblos indígenas, en una victoria para la agroindustria que irritará probablemente a los ambientalistas.
Durante su campaña presidencial, el ultraderechista Jair Bolsonaro dijo que estaba evaluando la posibilidad de referir los asuntos indígenas al Ministerio de Agricultura, argumentando que las tierras deberían ser abiertas a actividades comerciales actualmente prohibidas.
Sin embargo, Bolsonaro decidió trasladar la agencia de asuntos indígenas FUNAI a un nuevo Ministerio de Familia, Mujeres y Derechos Humanos, por lo que la decisión clave sobre reclamos territoriales estará en manos de un Ministerio de Agricultura con lazos profundos con el poderoso sector agrario.
Los críticos aseguran que sus planes de abrir reservas indígenas a la actividad comercial destruirán culturas e idiomas nativos al integrar a las tribus en la sociedad brasileña.
Los ambientalistas dicen que los pueblos nativos son los últimos custodios de la Amazonia, la mayor selva mundial, que es vital para la estabilidad climática.
Bolsonaro, un capitán en retiro que asumió el cargo presidencial el martes, afirmó que había liberado al país del “socialismo y la corrección política”.
Sus seguidores esperan que reduzca la burocracia y reactive la economía, enfrente la violencia de los narcotraficantes y dirija un gobierno libre de sobornos.
Otros temen que provoque un baño de sangre al aumentar la disponibilidad inmediata de armas y al desmantelar las victorias sociales de las minorías.
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