Editorial del periodico Acento.com
El presidente
electo de Haití, Jovenel Moise, visitó la República Dominicana antes de
su instalación el próximo 7 de febrero. Ese detalle representa un
excelente mensaje de buena voluntad con el gobierno y con el pueblo
dominicano de parte del joven mandatario de apenas 49 años.
Danilo Medina lo recibió el lunes en la
noche, en el Palacio Nacional, y luego de una reunión privada entre los
dos políticos, hubo una cela de gala ofrecida por el presidente
dominicano al presidente electo, a la que fueron invitados los miembros
de la delegación haitiana y funcionarios y empresarios dominicanos, en
particular aquellos relacionados con la industria y el comercio con
Haití.
La visita del mandatario electo de Haití
es una oportunidad para comenzar a manejar las relaciones de los dos
países desde una perspectiva más estrecha y de colaboración de lo que ha
ocurrido hasta el momento.
La noche del martes un grupo de
empresarios dominicanos, convocados por el Consejo Nacional de la
Empresa Privada, ofreció una cena al presidente electo de Haití y a su
delegación. Esa iniciativa del sector privado también es un punto
adicional para que las fricciones por razones de comercio, intereses
empresariales o disputas entre sectores de los dos países se diriman en
una perspectiva diferente a la de las prohibiciones y cierres de
frontera, como ya hemos visto en los últimos años.
Haití es una nación con muchas más
carencias que República Dominicana. Haití necesita fortalecer su propia
institucionalidad democrática. Jovenel Moise salió electo presidente en
unas elecciones que fueron pospuestas en dos ocasiones, y la
participación electoral ha sido impresionantemente precaria. Eso no
puede ser una excusa para que no se le ofrezca apoyo.
Los lazos existentes entre los
dominicanos y los haitianos son históricos. También hay diferencias y
desencuentros. Por supuesto. Existe una frontera de más de 300
kilómetros entre los dos países.
Del lado haitiano hay gente que odia a
los dominicanos. Del lado dominicano hay gente que odia a los haitianos.
En Haití hay muchos dominicanos que trabajan y tienen negocios e
inversiones. Del lado dominicano hay haitianos que tienen negocios y
cientos de miles que trabajan y se ganan la vida aquí.
Los dos gobiernos tienen el deber de
mantener un diálogo permanente sobre estos temas, sobre la cooperación
oficial y la regulación de las relaciones entre los grupos comerciales.
Solo de ese modo podremos ayudar a Haití a alcanzar los niveles de
desarrollo que haga innecesaria la migración masiva que hemos tenido
desde hace muchos años.
La visita del presidente electo de Haití
es un buen síntoma de que las relaciones entre los dos países pueden
mejorar. Ya se sabrá el contenido del diálogo entre Danilo Medina y
Jovenel Moise, que de seguro habrá sido sobre los mayores niveles de
cooperación que deben darse entre los dos países.
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