martes, 5 de julio de 2016

Monseñor Ozoria dirige una Diócesis que acompaña a las familias de 18 bateyes


REPORTAJE PUBLICADO EN FEBRERO 2015

LA DIÓCESIS DE SAN PEDRO DE MACORÍS TRABAJA A FAVOR DE LA SALUD Y LA EDUCACIÓN

Isabel Leticia Leclerc
isabel.leclerc@listindiario.com
Santo Domingo
La diócesis de San Pedro de Macorís arribó al décimo octavo aniversario de su fundación, resaltando un trabajo pastoral arduo, basado en la evangelización y un acercamiento a la comunidad, a través de los distintos programas sociales que promueven.
Creada en el mes de febrero de 1997, y desde entonces con monseñor Francisco Ozoria Acosta como obispo, cuando se levantó, la estructura pastoreaba unas 15 parroquias, mientras que en la actualidad está conformada por 25, las cuales se sustentan con el apoyo de 26 sacerdotes.

“En todas ellas se hace lo que hace la iglesia, la evangelización, la catequesis, se trabaja en promoción humana. Tenemos una característica, que es una diócesis de mucha pobreza. Hay una realidad que es la de la caña, los trabajadores cañeros. La caña es fuente de riqueza para unos pocos, pero genera mucha pobreza”, explica Ozoria Acosta.
En ese sentido, está consciente del trabajo que deben implementar para tratar de darle otra cara a ese escenario, marcada por la lucha de obtener mejores condiciones de vida para la gente, “sobre todo pensando en esos trabajadores de la caña, en muchos bateyes, muchos inmigrantes haitianos que no viven como personas, con las condiciones con que deben vivir”.
Es por esto que se enfocan en llegar al interior de las viviendas que nacen en los Bateyes de San Pedro, a través de la pastoral social, impactando a 18 de estos. El vicario de Solidaridad, Ernesto García Cairo, puntualizó que la labor consiste en donar alimentos, ropa y medicinas, así como motivarlos a desarrollar su propia economía con la crianza de animales productivos, además de que les ofrecen orientaciones en temas de promoción humana y social. Cada batey alberga entre 50 y 60 familias.
Salud 
La salud es fundamental para cualquier individuo, puesto que de este factor depende su desarrollo físico, intelectual y emocional. Partiendo de esta premisa, la diócesis que acoge la provincia Hato Mayor del Rey, asumió la responsabilidad de dirigir el hospital católico Sagrado Corazón de Jesús.
Casi 10 años de funcionamiento, hacen que el pueblo petromacorisano reciba una asistencia especializada a un costo mínimo, atenciones que con el paso de los años se amplían para mayor cobertura de los servicios.
Monseñor Ozoria Acosta explica que el móvil de la creación del centro médico es servir a los más necesitados.
De lunes a sábado los residentes de las comunidades más cercanas y lugareños de otros municipios de San Pedro son atendidos en el edificio que aloja el hospital, que data de unos 50 años.
Ginecobstetricia, pediatría, medicina familiar, gastroenterología, ortopedia, psicología, urología, nefrología, odontología, emergencias y servicios de laboratorio, son las áreas que abarca el centro.
Según el reporte del año 2013, fueron atendidos un total de 15,445 personas en consulta, siendo las tres especialidades más demandadas pediatría, obstetricia y medicina familiar. Mientras que el año pasado, de enero a junio, se realizaron unas 9,489 consultas, destacándose las mismas ciencias de salud mencionadas anteriormente,  lo que prevé que el año cerró con una asistencia superior de pacientes. Un equipo de cuatro misioneras marianas, 23 médicos, cinco odontólogos, siete licenciadas de enfermería, tres bioanalistas, un técnico de rayos X, más unas 23 personas en la parte administrativa, se encargan de velar por el buen desempeño del nosocomio.
Entre los programas ofrecidos en el centro figuran consejería pre y post prueba del VIH; atención de la adolescencia, detección de sintomáticos respiratorios y el Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI), donde se aplican gratis las vacunas contra Polio, Hepatitis B, Sarampión y otras enfermedades.
La doctora Audrey Reynoso, directora del hospital, explicó que los recursos para mantener el espacio salen de las entradas obtenidas por el pago mínimo de servicios de los pacientes, mientras que monseñor Ozoria aseguró que cada parroquia cuenta con algún programa de salud para beneficiar a los ciudadanos.
El proyecto del hospital está encaminado en poder terminar la adecuación del segundo nivel de la amplia planta física, donde reposa el área que se destinará a internamiento, que cuenta con 80 camas.
También poseen dos purificadoras de agua que sirven de soporte a cientos de familias, con el fin de contribuir con la preservación de la salud de los residentes de esas localidades donde funcionan.
“El agua purificada es salud”, destacó.
(+) 
FORMACIÓN INTEGRAL
La educación es otro pilar al que le dan vida. El obispo Ozoria precisó que trabajan en la educación pública y privada con escuelas que pertenecen a la iglesia, donde brindan formación integral humana y religiosa.
“Queremos servir en el campo de la educación sin fines de lucro, solo para hacer el bien a la gente, brindar una educación de buena de calidad, que no le cueste mucho a la gente pobre”, apunta.
Seminario 
En la búsqueda de servir a Dios y ampliar la misión de evangelización de la Iglesia Católica, tras la necesidad de sacerdotes, se fundó el seminario menor San Pedro Apóstol, donde 13 seminaristas menores son instruidos en este camino de vocación.
El obispo encabezó un recorrido por las instalaciones del lugar, donde cuentan con los mecanismos necesarios para la educación sacerdotal. Francisco Rosemberg, director del seminario, mostró a este diario cada uno de los departamentos con que cuentan.
Pastoral juvenil 
La pastoral juvenil es la acción organizada a favor de los adolescentes y jóvenes, presentes en la comunidad, para propiciar que asuman los valores del Evangelio como fruto del encuentro con Jesucristo e insertarlos en el dinamismo de la misión de la iglesia, y en busca de que este acercamiento los lleve a la comunión y a la solidaridad, para cambiar su propia historia y la de la humanidad, transformando las estructuras sociales contribuyendo a la civilización del amor.

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