miércoles, 29 de junio de 2016

Condenan al expelotero Héctor Roa a 30 años por haber secuestrado y asesinado a Yeiry Mejía en SPM

Héctor Roa, expelotero de Las Estrellas Orientales, fue condenado por el tribunal Colegiado del Departamento Judicial de esta ciudad a la pena máxima de 30 años, por haber secuestrado y matado a tiro a su exconcubina y dejado su cuerpo en un cañaveral en el 2014 en San Pedro de Macorís.
El juicio donde se condenó a Rosa se extendió por ocho horas con una sala de audiencia atiborrada de personas, que esperaron todo el día, el desenlace final del juicio.
El ministerio público, representado por la fiscal Carmen Mohamed, pidió la pena máxima al imputado, lo que fue acogido por el tribunal de alzada.

Familiares de la víctima mostraron satisfacción por decisión de los jueces ante un crimen que ha sido condenado por toda la sociedad de San Pedro de Macorís.
Marcia Mejía, madre de la occisa Yeiry Mejía, dijo estar muy feliz por la decisión tomada por los jueces del colegiado.
Tras la condena, familiares, vecinos y amigos de Yeiri Mejía soltaron 30 globos inflados al aire, frente al Palacio de Justicia, como muestra de satisfacción y agradecimiento a la justicia, que no flaqueó para aplicar la pena.
“Héctor y ahora me seguirá sacando la lengua coge eso 30”, vociferó la madre de la víctima, mientras sacaban esposados a Roa de la sala de audiencia.
El abogado de Héctor Roa fue el defensor público, Esmeraldo Rosario.
Recuento del hecho
El ex jugador de las Estrellas Orientales, Héctor Teodoro Roa, de 43 años, fue detenido en San Pedro de Macorís, por la muerte de su ex concubina, de 24 años, cuyo cadáver fue encontrado en un cañaveral del Batey Monte Largo, de la carretera Mella, con heridas de bala.
Yeiri Mejía, quien residía el sector Villa Magdalena fue raptada en las afueras del Car Wash “Adonis”, por el ahora condenado.
Tras su apresamiento admitió haberse llevado a su ex concubina del referido lavadero y que pagó 5 mil pesos a “Pochito” para que lo ayudara a montarla a su vehículo.
Llegó a confesar que la llevó a un campo de caña donde le realizó el disparo que le ocasionó la muerte, alegando que previamente sostuvo un forcejeo con la dama, en medio de la cual resultó herido de bala en la mano izquierda.
Una vez le disparó abandonó el cañaveral y al cruzar el río Higuamo, lanzó el arma homicida a las aguas del afluente.

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