martes, 22 de abril de 2014

El turno para Colombia en homenaje a Gabo


Por CESAR GARCIA y LIBARDO CARDONA--
Associated Press--
BOGOTA, Colombia (AP) — Los acordes del réquiem de Mozart y un famoso vallenato inundaron el martes la catedral primada de Bogotá durante un homenaje a la memoria de Gabriel García Márquez, quien escribió con letras de oro el nombre de Colombia en el mundo, dijo el presidente Juan Manuel Santos.
El acto en la catedral, ubicada en la céntrica Plaza de Bolívar, comenzó pasado el mediodía y estuvo encabezado por Santos, quien la víspera viajó para hacer en el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de México una guardia de honor junto a la pequeña caja de madera con las cenizas del autor de “Cien años de soledad”, fallecido el 17 de abril a los 87 años en la capital azteca.
En una catedral atestada de personalidades políticas, como tres expresidentes -el conservador Belisario Betancur (1982-1986) y los liberales César Gaviria (1990-1994) y Ernesto Samper (1994-1998)-, así como congresistas, ministros y exministros, la ceremonia comenzó con una oración encabezada por el cardenal Rubén Salazar desde un altar decorado con cientos de rosas amarillas, el color preferido de García Márquez. Pequeñas mariposas de papel amarillo decoraban partes de las paredes y los atriles de los músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional, algunos de los cuales llevaban en sus muñecas pulseras con mariposas.
“Damos gracias a Dios por el legado por este máximo maestro de las letras… damos gracias a Dios por su existencia”, dijo el cardenal. “Gabo ha sido sal de la tierra y luz del mundo”, añadió el cardenal invitando a los presentes a rezar un Padrenuestro.
Poco después comenzaron los acordes del réquiem interpretado por la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la dirección del maestro José Luis Domínguez, e ingresaron los miembros de un coro en trajes negros y con prendedores de mariposas amarillas de papel en una esquina de su pecho. Al término del réquiem, Santos dijo en un breve discurso que el escritor “ha sido el compatriota que más alto ha llevado el nombre de nuestro país y hoy nos reunimos todos en esta catedral… para rendirle el tributo de nuestro afecto”.
Santos expresó “todo nuestro reconocimiento, todo nuestro afecto, todos los homenajes a este hombre gigante que escribió con letras de oro el nombre de Colombia en el panorama mundial” e invitó a los presentes a brindar un aplauso a García Márquez, que se extendió por un minuto con todos los invitados de pie. Santos destacó además que el escritor “siempre quiso una Colombia en paz” y agregó que “en su memoria no vamos a claudicar en esa tarea”.
El mandatario lleva desde 2012 negociaciones de paz en Cuba con la guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y ha hecho del fin del conflicto armado interno la mayor bandera de su campaña para la reelección. El acto culminó con la orquesta tocando uno de los géneros musicales preferidos de Gabo, el vallenato: “Una casa en el aire”, del maestro Rafael Escalona, quien fue amigo del Nobel colombiano y falleció en 2009.
En la plaza al menos tres pantallas gigantes retransmitieron el acto bajo una llovizna. Al cierre de la ceremonia máquinas lanzaron cientos de pequeñas mariposas amarillas de papel y un grupo interpretó algunos vallenatos. No todos estuvieron de acuerdo en que el homenaje se realizara en la catedral debido a que el ganador del Nobel de Literatura en 1982 no era un conocido practicante. “Es un triste homenaje hoy a Gabo, él odiaba los actos religiosos”, dijo Ivonne Alonso, de 25 años e investigadora de literatura en la Universidad Nacional en Bogotá.
“El concierto se debió realizar en la Plaza de Bolívar para que la gente se unte de Gabo”, añadió molesta. Aida y Ligia, cuarta y quinta hija del matrimonio García Márquez respectivamente, no viajaron a Bogotá para el homenaje debido a su edad y decidieron quedarse en la ciudad de Barranquilla, a unos 700 kilómetros al norte de la capital colombiana. El padre del escritor, Gabriel Eligio Márquez, tuvo en total 15 hijos, cuatro fuera del matrimonio con Luisa Santiaga Márquez.
“Tengo momentos de tranquilidad y momentillos en que se me revuelven” los recuerdos, dijo Aida, de 82 años, en entrevista telefónica con The Associated Press desde Barranquilla, donde también vivió su ilustre hermano.
“Le tenemos miedo al avión, le tenemos pánico”, dijo entre risas Aida, quien contó que hubo actos en Barranquilla en homenaje a su hermano y que el sábado acudirá a otro en la catedral de la ciudad de Cartagena, donde están sepultados los restos de los padres del escritor. Los estudiantes de un colegio en Usme, una deprimida barriada del sureste de Bogotá, dijeron el martes estar felices de que éste se llame Gabriel García Márquez.
“Es un honor para nosotros” que el colegio lleve el nombre del autor de “Cien años de soledad”, indicó a AP Natalia Laverde, de 14 años. “Fue uno de los grandes escritores que ha tenido Colombia y el mundo”, agregó la joven. “Cómo no voy saber quién es García Márquez, cualquiera no se gana un Nobel”, sostuvo con vehemencia Angélica Salcedo, de 13 años.
El éxito de García Márquez, observó Salcedo, es que “escribía con mucha facilidad sobre las cosas cotidianas que le sucedían a la gente”. Los homenajes a García Márquez proseguirán en la semana cuando en el Día del Idioma, el 23 de abril, en las 1.403 bibliotecas públicas del país se lea en voz alta “El coronel no tiene quien le escriba”, dijo el Ministerio de Cultura, que distribuyó al menos 12.000 ejemplares de esa obra.
También está previsto anunciar el próximo 29 de abril las bases para la entrega a fines de 2014 del Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, consistente en 100.000 dólares aportados en su totalidad por el Ministerio de Cultura. Aún se desconoce la decisión de la familia de García Márquez sobre el destino final de los restos del autor, quien se radicó hace décadas en México.
En las calles de esta ajetreada capital de ocho millones de habitantes parece no haber consenso sobre si dejarlos en México o traerlos al país y que queden en su poblado natal de Aracataca, a unos 690 kilómetros al norte.

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