Por Edwin Espinal--
Entre el 26 y el 27 de diciembre de 2013, a poco más de quince días de
haberse celebrado el Día Nacional del Patrimonio Cultural, fue destruida
la casa que fuera propiedad del restaurador Teodoro Gómez, ubicada en
la esquina de las calles Dr. Eldon y Cuba del sector Los Pepines en
Santiago. Esquinera, con techo de zinc a cuatro aguas y mampostería de
ladrillo, sobre los vanos rectangulares de sus puertas, distintivos
huecos circulares permitían la ventilación y la iluminación interna. Por
decreto No.172-91, del 29 de abril de 1991, el Poder Ejecutivo la había
declarado Patrimonio Nacional.
Exponente arquitectónico importantísimo, era una de las dos únicas
sobrevivientes al incendio de la ciudad durante la Guerra de la
Restauración en 1863. Tenía pues más de 150 años. Su demolición, en
teoría, era impensable. Pero no fue así.
En sustitución de la misma, el ayuntamiento del municipio construirá un
multiuso y facilidades para el club de baloncesto de la barriada, el
CUPES. Si bien la Constitución de la República establece el derecho al
deporte, la recreación y la educación física como un derecho fundamental
de toda persona, ese mismo texto consagra igualmente con el mismo rango
el derecho a la cultura y reconoce que el patrimonio cultural de la
nación será salvaguardado por el Estado, que garantizará su protección,
conservación, restauración y puesta en valor. La Ley No.176-07 sobre el
Distrito Nacional y los municipios, siguiendo la orientación del
legislador constitucional, señala que dentro de las competencias que los
ayuntamientos podrán ejercer en forma compartida o coordinada -
aquellas en las que, en su ejercicio, a los diferentes entes de la
administración pública le corresponden fases sucesivas o concurrentes -
están las correspondientes, en específico, a la promoción de la cultura,
el deporte y la recreación (Art.19, párrafo I, literal f). Si la
cultura y el deporte aparecen como derechos que en forma hermanada deben
auspiciar los ayuntamientos con otras instancias del Estado - en este
caso el Ministerio de Cultura - y si estos tienen a la vez como
competencia propia y exclusiva la preservación del patrimonio histórico y
cultural de sus municipios (Art.19, literal h), es inaudito que el
cabildo de Santiago haya favorecido la desaparición de un inmueble
patrimonial de factura única y restara a Santiago otra pieza fundamental
de su memoria construida, justo en uno de sus enclaves barriales más
antiguos y tradicionales.
Y máxime cuando la sala capitular creó en 2006 un Consejo para el
Desarrollo del Centro Histórico de Santiago, del que forman parte, como
vicepresidente y miembro, respectivamente, el alcalde y el presidente
del concejo de regidores, y que tiene entre sus objetivos implementar
acciones en pro de la mejoría de ese perímetro (Artículo Cuarto
resolución No.2760-2006). ¿No podía preservarse el inmueble y ser
integrado al multiuso deportivo? ¿No había otro espacio para este último
dentro del mismo barrio? ¿Por qué no se pensó en reubicar el multiuso y
consolidar lo que podía conservarse de la edificación y dedicarla a un
proyecto igualmente de beneficio comunitario y de este modo preservar la
escala urbana de la zona? ¿Se desconocía su valor
histórico-arquitectónico? ¿Qué costaba consultar previamente a la
Dirección Nacional de Patrimonio Monumental del Ministerio de Cultura?
Ni los propietarios del inmueble, ni ninguna administración municipal ni
el Ministerio de Cultura se interesaron en preservarlo, pese a ser un
mandato fijado en las leyes 318 de 1968, 492 de 1969 y 41-00 de 2000.
Aquel conjunto pintoresco que remataba la perspectiva sur de la calle
Cuba, junto a la sombra de un frondoso flamboyán, que fue motivo de
inspiración para pintores y poetas y que bien pudo haber formado parte
de una ruta histórico-arquitectónica de un Santiago que pretende ser
destino turístico, ya no existe, por el auspicio, nada más y nada menos,
que de la instancia que debió haberlo potenciado como valor cultural.
Esta acción perfila aún más el carácter caricaturesco del Centro
"Histórico" de Santiago, que puede exhibir, puestas en valor, escasas
muestras de su patrimonio construido, y que ha sido afectado,
especialmente en las dos últimas décadas, por un acelerado proceso de
deterioro, intervenciones desafortunadas, modificaciones sin control ni
sanción y salida masiva de residentes.
Las edificaciones patrimoniales forman parte de toda oferta turística
que tenga entre sus fundamentos la explotación de activos culturales,
pero al parecer, la rehabilitación de los valores arquitectónicos del
pasado santiagués no forma parte de la visión de ese Santiago que desea
atraer visitantes que, a través del conocimiento de su historia, activen
su vida económica y favorezcan consecuentemente la calidad de vida de
sus habitantes. Parece olvidarse que la Ley No.1-12, que establece la
Estrategia Nacional de Desarrollo, tiene entre sus líneas de acción la
recuperación, protección y proyección del patrimonio cultural tangible
de la nación; propiciar su valoración como parte de la identidad
nacional y el potencial productivo del país, así como desarrollar una
oferta cultural que aporte atractivos para la actividad turística.
Este último ejemplo y el camino trillado hasta ahora nos dejan como
únicas opciones tomar fotografías de lo que poco que va quedando y
comprar aldabas y transoms, para lucirlas como únicos testimonios de
épocas respecto de las que se ha decidido no dejar rastro alguno en
pie.
Ordenan reconstruir casa de general
La Dirección Nacional de Patrimonio Monumental ordenó al cabildo local
la reconstrucción de la casa del general restaurador Teodoro Gómez. En
una carta enviada al alcalde de Santiago, Gilberto Serulle, Patrimonio
Monumental indica que deben cesar los trabajos que realiza el
ayuntamiento desde el 26 de diciembre en el solar donde estaba la
vivienda.
"Esta casa pertenecía al general Teodoro Gómez, sobreviviente al
incendio de Santiago durante la Guerra de la Restauración en 1863 y
declarada patrimonio Nacional mediante decreto número 172-91 del 29 de
abril de 1991", expresa la carta.
La misiva indica que la destrucción de ese inmueble se realizó sin el
consentimiento de la Dirección Nacional de Patrimonio Monumental. "Vista
su categoría de patrimonio nacional y dado que fue derribado de forma
clandestina, corresponde que sea reedificado bajo la orientación de la
Dirección Nacional de Patrimonio Nacional".
edwinespinal@hotmail.com
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