Por el periodista: Corpus Cristian Rodríguez
La
presencia de grupos mafiosos dentro de instituciones como la justicia y la
policía en República Dominicana no surge de la nada: es el resultado de una
combinación de factores estructurales, sociales y políticos que se han ido
acumulando con el tiempo.
La Policía Nacional de la República Dominicana fue creada el 2 de marzo de 1936 mediante el decreto No. 1523. Este cuerpo policial fue el noveno sistema policial del país y tenía como objetivo mantener el orden y la seguridad pública. La creación de la Policía Nacional se debió a la necesidad de un cuerpo de policía que pudiera enfrentar los problemas de seguridad que surgieron con el crecimiento de la población y la aparición de delitos. El poder adjudicado de parte de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo les permitió tener el control para la ejecución de acciones delictivas e inicial un mecanismo de transformación que les permitió tener el control de la población.
Cuando
los mecanismos de control interno son débiles o están comprometidos, se abre la
puerta a que redes delictivas se infiltren o se formen desde dentro. Esto puede
incluir desde aceptar sobornos hasta proteger operaciones ilegales a cambio de
favores o dinero. Hay ejemplos de sobra de la maquinación entre el ministerio público
y la policía, ciudadanos detenidos por una acción ilícita son favorecidos con
acuerdos en los pasillos de las comandancias policiales, casos como el porte de
armas de fuego y las tenencias de la misma de forma ilegal, su regulación está
contenida en la ley 631-16 más sin embargo, la pena o condena casi nunca se ejecuta de parte de la justicia.
Son asuntos de la mafia institucional que se resuelven en los pasillos de los cuarteles
policiales. Coima que corrompen a funcionarios de estos departamentos, estos
actos delictivos fortalecen la inseguridad ciudadana y la permisividad del
accionar de los delincuentes en todos los rincones de Republica Dominicana.
Si los
funcionarios corruptos no enfrentan consecuencias reales, se crea un ambiente
donde el crimen organizado puede operar con confianza. La impunidad alimenta la
Algunos
agentes pueden ser cooptados por amenazas o por necesidad económica. En zonas
donde el crimen organizado tiene poder territorial, la presión sobre policías o
jueces puede ser brutal.
En
algunos casos, se forman verdaderas estructuras mafiosas dentro de las
instituciones, con jerarquías, lealtades internas y vínculos con bandas externas.
Por ejemplo, bandas de todos calibres han operado por largos años con tal
impunidad que se sospecha de protección institucional.
La falta
de una formación ética sólida y de supervisión constante permite que algunos
miembros de la policía o del sistema judicial se desvíen hacia prácticas
mafiosas. La esperanza en la reforma es latente, paso a paso estamos avanzando,
los niveles de credibilidad de parte de la población son desastrosos, por lo
que sería necesario ejecutar acciones dolorosas que sirvan de referentes para
detener los altos niveles de corrupción de la policía y la justicia que son los
ejes fundamentales que estamos tratando y los que han alimentados la
delincuencia e inseguridad en el Estado dominicano.
Este
fenómeno no es exclusivo de R.D., pero en el contexto dominicano se agrava por
la desigualdad social, la falta de oportunidades y la desconfianza ciudadana
hacia las instituciones. Combatirlo requiere no solo castigar a los culpables,
sino transformar las condiciones que lo hacen posible.
Fuentes: cdn.com.do, www.listindiario.com
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