(TSJ).
El pulso entre Gobierno y oposición prosigue en víspera de
los comicios constituyentes, con los que Nicolás Maduro pretende perpetuarse
en el poder y radicalizar la revolución bolivariana. La Toma de
Venezuela, proclamada hoy por la oposición, no sólo desafió al Gobierno,
también lo hizo con militares y policías, encargados de cumplir la prohibición
del ejecutivo para protestar y reunirse en toda Venezuela.
La multitudinaria marcha prevista en Caracas fue cambiada
por múltiples trancones y protestas a pie de calle por todo el país, sobre todo
en las zonas más afectadas por la represión y en los lugares donde se han
producido múltiples enfrentamientos.
Pero la orden gubernamental ya había conseguido su primer
objetivo: evitar la imagen de cientos de miles de personas marchando en
paz contra el Gobierno.
La Oficina del Alto Comisionado de la ONU para Derechos
Humanos mostró su preocupación ante la "prohibición de los derechos
básicos de expresión y manifestación, especialmente en el contexto de proceso
electoral del domingo".
El cansancio y el amedrantamiento hicieron mella entre los
"protestantes" durante buena parte del día, marcada por una tregua de
ocho horas, las justas para que la gente se aprovisionara de comida y los
vehículos atravesaran los restos de barricadas. Sobre el país pendía una
nebulosa extraña, una especie de temor incrementado tras la noticia de
que la Embajada de Estados Unidos evacuará a los familiares de sus
diplomáticos y dará libertad a estos para abandonar el país criollo.
"Las embajadas mandan a sacar a su gente, mi jefe se
fue del país y no sabemos cuándo vuelve. Es mejor tener algo en casa porque todo
luce complicado", se quejó Maximiliano a EL MUNDO tras hacer las compras
en un supermercado de La Florida caraqueña.
Quien todavía se mantiene en Caracas es José Luis Rodríguez
Zapatero, quien hoy volvió a reunirse con dirigentes de la oposición en un
penúltimo intento de acuerdo. El llamamiento al diálogo de Nicolás Maduro provocó
que el ex jefe de Gobierno español no abandonara la capital venezolana. Pero
"nada de lo que plantea puede ser aceptado", aseguró uno de los
presentes a este periódico.
El gobernador opositor Henri Falcón, líder ex chavista de
Avanzada Progresista, fue el único dirigente de la Unidad Democrática que instó
a sus compañeros a hablar "sin complejos ni ataduras ideológicas". El
empeño del 'hijo de Chávez' es evidente: convencer a la oposición para que
también forme parte de la Asamblea Nacional Constituyente, una buena forma de
"legalizarla" ante el repudio de buena parte de la comunidad
internacional.
Repudio que aumenta día tras día, no sólo por las constantes
violaciones a los derechos humanos, sino también por las revelaciones que llegan
desde Washington. Michael Fitzpatrick, subsecretario de Estado, desveló a los
medios que su administración ha hallado bienes por valor de más de 500
millones de dólares pertenecientes al vicepresidente Tareck El Aissami y sus
testaferros.
Más allá de la diatriba política, los temores de Maximiliano
no son baladís: la escalada de la violencia no ha encontrado, ni mucho menos,
su techo. Ya son 114 los muertos en las protestas contra Maduro, ochos de ellos
entre jueves y viernes, durante el paro cívico de 48 horas convocado por la
oposición. Y uno más, de momento, durante la toma de hoy.
Se trata de Eduardo Rodríguez Gil, de 53 años, asesinado
durante los enfrentamientos en Táchira. Se da la circunstancia de que la
víctima era un coronel retirado de la Guardia Nacional, el cuerpo militar que
dirige la represión. En ese estado fronterizo la resistencia consiguió
inutilizar 38 centros electorales, ya preparados para el domingo.
120 días de protestas
Las otras víctimas son el policía del estado andino de
Mérida, Oneiver Quiñones, de 30 años, quien recibió un disparo en la cabeza el
jueves mientras "despejaba los escombros" en una tranca de calles en
la localidad de Ejido, informó la Fiscalía. Cinco agentes gubernamentales y un
paramilitar chavista han perdido la vida en la ola de protestas, que mañana
cumplen 120 días.
Los enfrentamientos en ese municipio merideño no cesaron en
toda la semana, incluso el miércoles fue un opositor, Rafael Balza, el que
perdió la vida. Los sacerdotes intentaron convencer a los agentes
gubernamentales para que permitieran su entierro, incluso avanzando hacia una
tanqueta militar que se encaraba contra la gente.
El recrudecimiento de la represión se
constata tras conocerse las circunstancias que rodearon el asesinato de Miguel
Pestano, de 23 años, que según los testimonios de vecinos a medios locales fue
ejecutado el jueves por un militar en Cabudare, en el centro del país. El
joven se arrodilló ante un guardia nacional y éste le disparó por la espalda,
acabando con su vida.
El jueves también fue asesinado Leonardo González, de 48
años, en Los Guayabitos. Policías locales persiguieron a este gerente comercial
cuando acudía a entregar comida a los "escuderos de la libertad",
como llaman a los jóvenes que se mantienen en resistencia. Los agentes
acribillaron su vehículo, alcanzándole en la espalda una de las balas.
González, según sus conocidos, era un líder positivo en la
zona, que entregaba comida a los manifestantes y formaba parte de Doctor Yaso,
una organización de personas que se disfrazan de payasos para divertir a niños
enfermos en los caóticos hospitales públicos de Venezuela.
Entre los fallecidos durante la huelga hay dos menores de
16 años, uno que recibió un disparo en la cabeza el miércoles cerca de una
barricada en El Paraíso, oeste de Caracas, y otro que también fue herido de
bala ese día en una manifestación en Petare, este de la ciudad.
El Foro Penal precisó que en total se han producido 4.848
arrestos por protestas, que dejan a 1.348 personas detenidas. Entre los
capturados, 527 fueron presentados ante tribunales militares. El número
de presos políticos ya supera los 500.
Uno de los detenidos más pintorescos fue Wuilly Arteaga, el
famoso violinista de las protestas, que el jueves volvió a las calles después
de haber curado los perdigonazos que le disparó la policía a su rostro. Los
defensores de derechos humanos intentaban hoy conseguir su liberación.
Quien también decidió atrincherarse hoy en el Palacio
Municipal de Barquisimeto, una de las ciudades más importantes del país, fue su
alcalde, Alfredo Ramos. "No entregaremos la alcaldía a ningún
usurpador", aseguró rodeado de sus seguidores, ante el intento del
chavismo de tomar posesión del ayuntamiento a través del Tribunal Supremo de
Justicia (TSJ).
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