viernes, 20 de mayo de 2016

La presidenta taiwanesa busca equilibrio entre China, democracia e identidad

Taipei, 20 de Mayo (EFE).- Tsai Ing-wen asumió hoy como nueva presidenta de Taiwán con la intención de establecer el equilibrio entre unas relaciones amistosas con China y una defensa de la democracia y la personalidad propia de la isla. En su discurso inaugural, Tsai reconoció “el hecho histórico” que supuso la reunión en 1992 entre China y Taiwán, pero no que allí se llegase al “Consenso de 1992” (“Una China, dos interpretaciones”), que no mencionó explícitamente como tampoco que Taiwán fuese parte de China, como le exigía Pekín.

El “Consenso de 1992”, base los actuales lazos entre ambos, es una fórmula ambigua que permite que tanto Pekín como Taipei se consideren parte de “China”, interpretando “China” cada uno a su manera- la comunista para unos y la democrática para otros.
Tsai no mencionó “una China”, ni que “Taiwán es parte de China”, pero sí que entre Taipei y Pekín hubo en 1992 “un reconocimiento común de dejar de lado las diferencias para buscar un terreno común”. “Manejaremos los asuntos a través del Estrecho (de Formosa, que separa a ambos), de acuerdo con la Constitución”, señaló Tsai, en un reconocimiento indirecto de que la isla pertenece a China, pero no la comunista sino a la República de China, nombre oficial de Taiwán.
Con la llegada de Tsai al poder, Taiwán pone fin a una era política de control del Partido Kuomintang, más amigable con China. La nueva presidenta hizo un llamamiento para que Taipei y Pekín dejen a un lado el “bagaje histórico”, entablen un diálogo positivo “para el beneficio de las personas de ambos lados” y cooperen en mantener “la paz y la estabilidad en las relaciones”.
También prometió “mantener los mecanismos existentes para el diálogo y la comunicación a través del Estrecho de Taiwán”, promover “el diálogo y la comunicación” con China, y la democracia y la primacía de la voluntad popular, en las políticas del gobierno. Tsai destacó su deseo de “salvaguardar la democracia, la libertad y este país”, dejando claro su búsqueda de un equilibrio entre no provocar a China y la defensa de la democracia e identidad de la isla, que le exigen sus partidarios.
Taiwán no sólo busca democracia y paz con China, sino también mayor protagonismo internacional y resolver sus problemas económicos y sociales, por medio de la reforma económica y una política de penetración económica en el Sudeste Asiático y China. La isla espera mantener sus lazos con los aliados y reforzar las relaciones con EEUU, Japón y Europa “para avanzar en una cooperación múltiple sobre valores compartidos”.
“Vamos a ampliar los intercambios y la cooperación con los vecinos regionales en áreas en tecnología, cultura y comercio, y en particular, ampliar nuestras relaciones dinámicas con la Asociaciones de Naciones del Sudeste Asiático y la India”, dijo Tsai.
La nueva dirigente taiwanesa se presentó como alguien que busca “resolver problemas”, no sólo en la economía, sino también sobre la contaminación, las dificultades de los jóvenes, la red de protección social y las deficiencias del sistema judicial. La isla quiere “integrarse en el comercio regional”, en referencia al Acuerdo Transpacífico y la integración con sus vecinos asiáticos, y también participar en “la prevención del calentamiento global y el cambio climático”.
Taiwán quiere “apoyar y participar en la cooperación internacional sobre las nuevas cuestiones globales, incluyendo la ayuda humanitaria, la asistencia médica, la prevención de enfermedades y la investigación, la cooperación contra el terrorismo y la lucha contra la delincuencia trasnacional”.
A la ceremonia de investidura asistieron unos 700 dignatarios de 59 países, 22 de ellos aliados diplomáticos de Taiwán y no de China, incluyendo el presidente paraguayo, Horacio Cartes, y las primeras damas de Guatemala, Haití y Panamá. Tsai se convirtió en el segundo dirigente independentista de la isla que llega a la presidencia, tras Chen Shui-bian (2000-2008), pero está vez con mayoría parlamentaria para aplicar su programa de reformas sociales y económicas. EFE

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